"Mas ésta es, querido Lucilio, mi súplica y exhortación: que introduzcas la filosofía en el fondo de tus entrañas, y que compruebes tu progreso no por lo que dices o escribes, sino por la firmeza del alma y por la disminución de los deseos. Demuestra las palabras con los hechos".
Séneca, Epist., II, 20, 1